31 mayo, 2016
30 mayo, 2016
DESTERNILLANTE RECORRIDO POR LA HISTORIA DEL VINO CON TEATRO LA LÍQUIDA
El grupo Poetas de Huelva por la Paz rindió homenaje a Juan Ramón en el aniversario de su muerte
Bienvenida a los participantes |
28 mayo, 2016
27 mayo, 2016
La Policía Local de Palos imparte unas charlas de seguridad vial en el Instituto Carabelas
Moguer conmemora el aniversario de la muerte de su Premio Nobel
Foto del entierro de Juan Ramón . |
26 mayo, 2016
Acto cultural con motivo del aniversario del fallecimiento de JRJ
Aparatoso incendio de un coche en la Avenida Escritoras
LA FOTO DE LA SEMANA
DESVELAMOS EL SECRETO
25 mayo, 2016
El laboratorio SIMPLELAB de la Universidad de Huelva organiza la primera experiencia de tecnologías simples de movilidad sostenible en Huelva.
Finaliza el Taller Municipal de la Memoria de Palos de la Frontera
24 mayo, 2016
Hipócritas sin fronteras
En el drama de los inmigrantes hay dos posturas igualmente repugnantes. A una es fácil señalarla: la de los neofascistas o neonazis cabezas rapadas, los xenófobos que se manifestaron en Madrid el pasado domingo, la creciente extrema derecha con ajustada piel de cordero democrático, bajo la que se ve la pata del lobo haciendo el saludo fascista, que ha estado a punto de ganar en Austria como lo estuvo en Francia, Dinamarca o Finlandia.
La otra, más difícil de identificarse, es la de los hipócritas sin fronteras que exigen que se eliminen las barreras y se abran las puertas de par en par a los inmigrantes… Para después olvidarlos y oponerse furiosamente a cualquier sacrificio necesario para su acogimiento e integración. Escribir, hablar, intervenir en programas solidarios radiofónicos y televisivos o acudir a una manifestación son formas cómodas de sentirse mejor persona y más concienciado ciudadano. Solidaridad gratis total. Otra cosa es que nos metan la mano en el bolsillo para poder acoger, atender e integrar dignamente a los inmigrantes. Y afrontar con paciencia solidaria los problemas de convivencia que la nunca fácil integración causa y sólo el tiempo, la educación y la dignificación de las condiciones de vida -y todo esto es inversión pública: impuestos- hacen posible.
Charla coloquio Diario de un Poeta
La charla coloquio será dirigida por D. Antonio Ramírez Almanza, Director de la Fundación Juan Ramón Jiménez de Moguer.
El lugar será El Restaurante El Remo, a las 19.00h.
La Mesa de la Ría se reúne con el alcalde de Cádiz Con la intención de darle un impulso definitivo a la conexión marítima Huelva-Cádiz
Los cuatro mejores expedientes académicos de segundaria de Palos se van a Eastbourne para aprender inglés
23 mayo, 2016
¿Cetáceos en el Muelle del Vigía?
Se necesita personal de salvamento en Mazagón
1er. Motorock de Huelva.
El Ayuntamiento de Moguer lamenta el incendio de las chabolas y presta apoyo a los afectados
Gustavo Cuéllar, alcalde de Moguer. |
22 mayo, 2016
Una Marea Azul limpia la playa de Mazagón
Una actividad con tres principales objetivos, por un lado estrechar la colaboración con los responsables del puerto, por otro aportar nuestro granito de arena en la limpieza de la playa y por último y más importante concienciar y metalizar a los más pequeños de la limpieza y respeto al medio ambiente.
21 mayo, 2016
Los palermos disfrutan de la Cruz de Mayo en la Barriada de Río Gulf
20 mayo, 2016
HISTORIAS DE LOS MARINEROS PALERMOS EN EL BUQUE ESCUELA “JUAN SEBASTIAN DE ELCANO” (IV)
FRANCISCO DOMINGO CÁCERES LÓPEZ
Francisco
Domingo Cáceres López nació en la calle Moguer de Palos de la Frontera el día
15 de septiembre de 1976. Aunque viene de una familia de tradición marinera por
parte del padre, tíos y primos, conocidos como la familia de “Los Pendones”, él
nunca tuvo relación directa con el mar hasta que fue llamado a filas por la
Armada.
Hizo
el periodo de instrucción en San Fernando y luego le dieron destino por sorteo
al Juan Sebastián de Elcano, que se
encontraba en La Carraca, terminando las últimas reparaciones y puesta a punto,
antes de salir para realizar el Crucero de Instrucción.
Cáceres
navegó en el Elcano como marinero de
reemplazo en el LXVII Crucero de Instrucción, coincidiendo con Manuel Antonio
Guerra Librero, otro palermo que navegó también como marinero de reemplazo.
Salieron de Cádiz el 7 de enero de 1996, regresando a Marín el 14 de junio de
este mismo año. El buque iba al mando del capitán de navío don Manuel Calvo
Freijomil. El itinerario fue el siguiente: Cádiz, Las Palmas, Salvador de
Bahía, Buenos Aires, Simon’o Town, Ciudad del Cabo, Fortaleza, Puerto España,
Santo Domingo y Marín, como fin del trayecto, con llegada a Cádiz el 20 de
junio, después de recorrer 3.315 millas.
Francisco
Domingo Cáceres López.
Fue
destinado al servicio de Lavandería, y a los tres días lo cambiaron al de Aire
Acondicionado y Frigoríficos sin tener ningún conocimiento de ello. Las
guardias las hacía en máquinas en turnos partidos que podían ser de cuatro
horas o de dos, «La guardia de máquinas
era una hora en auxiliares, que eran los motores eléctricos que suministraban
la corriente al barco, y luego controlábamos todos los puntos de achique y los
niveles. Éramos cuatro y cada hora salía uno para hacer una ronda por todo el
barco; sobre todo había que estar muy pendiente del palo mesana, que era donde
daba la chimenea y podía alcanzar mucha temperatura. Al palo había que subir
obligatoriamente, porque algunas veces se ponía un mando arriba para hacer el
aguardo. Recuerdo que en las guardias de máquinas leí más que en mi época de
estudiante, ya que a excepción de la hora de ronda no te podías mover de allí
ni un momento, y el tiempo lo matábamos leyendo».
En
la maniobra general tenía su puesto en el palo Mesana, a poca altura, desde
donde se izaba o recogía la vela, pero en la entrada en los puertos se tenía
que subir arriba. «El 19 de marzo, navegando
hacia Ciudad del Cabo se cayó un marinero al agua, y se cayó en la zona del
Mesana donde estaba yo. Lo vimos caer un guardia marina filipino y yo. Tardamos
mucho en encontrarlo y estuvo a punto de morir de hipotermia. Los mandos
tuvieron un buen detalle con su familia y la invitaron a pasar unos días en
Trinidad y Tobago para que pudieran estar con él».
Cáceres realizando trabajos
en cubierta. Esta foto fue enviada a su novia en abril de 1996, y al dorso está
escrito este curioso texto: Si no te gusta la rompes, pero hasta Santo Domingo
no me afeito.
Si
había algo que Cáceres no soportaba del Elcano,
eso era la comida, a la que nunca fue capaz de acostumbrarse. Lo único que le
gustaba era el pollo. «La comida era muy
mala, al menos para mí, que lo único que comía era pollo con papas fritas. Las
papas fritas las ponían los primeros días de navegación, porque luego se ponían
malas y acompañaban el pollo con puré de papas. Los de cocina para evitarlo
había veces que echaban a rodar las papas por cubierta para que se fueran al
agua. Además, había diferencias entre la comida de oficiales y marinería,
incluso hasta en las papas, que siendo las mismas se pelaban de diferente
forma. Las papas nuestras las pelaba la lavadora, una maquina especial para
pelar papas, sin embargo las que se comían los oficiales eran peladas a mano y
quedaban completamente limpias».
El
balance que hace Francisco Cáceres sobre su paso por el buque más
representativo de la Armada Española es generalmente bueno: «La vida en el “Elcano” no fue muy dura para
mí, excepto la comida y algún que otro problemilla con algún compañero. Éramos
muchos y lógicamente surgían problemas entre nosotros. Cada vez que llegábamos
a puerto nos cambiábamos rápidamente de ropa para salir a tierra y con las prisas
dejábamos la ropa de faena en cualquier lado, lógicamente luego la recogíamos.
En Fortaleza el marinero que estaba a cargo de la limpieza me tiró la ropa a la
basura. Cuando llegue me faltaba un pantalón y una camiseta, entonces pregunté
por el marinero que había estado de guardia. Hablé con él y me respondió que
Juan Marín, el sargento de cubierta le había ordenado que toda la ropa que
estuviera por el suelo que la tirara a la basura, y él la tiró al contenedor.
Le dije muy enfadado que me buscara rápidamente un pantalón y una camiseta. Al
parecer por mi expresión lo debió de entender como una amenaza muy grave,
porque poco después, su hermano que era guardiamarina me dijo que me iba a
hacer la vida imposible en el “Elcano”, pero yo respondí a aquella amenaza haciéndole
alguna “putadilla”.
Los guardiamarinas dormían en una zona que hacía un calor infernal, y sin aire acondicionado era imposible conciliar el sueño. Algunas noches que estaba de guardia, sobre las doce desconectaba el aire, y luego le decía al relevo, que estaba en complot conmigo que una hora más tarde lo encendiera. Luego me llamaba el sargento y me decía que revisara los filtros del aire porque los guardiamarinas no habían podido dormir. Yo le decía que era imposible que estuvieran mal, porque los había cambiado hacía unos días y que era normal, ya que aquella zona era muy pequeña para tanta gente. En fin, que se lo hice pasar mal, lo que siento es que sus compañeros también sufrieran ese calor.
Lo de la comida no lo pude superar. Como
a mí solo me gustaba el pollo, los de cocina me lo guardaban de un día para
otro. La repostería del comandante daba a la zona de maquinas, y cuando yo
estaba de guardia y coincidía con un repostero que era de Comares (Málaga), que
dormía a mi lado y teníamos mucha confianza, se asomaba a la máquina y me
llevaba un bocadillo. El mismo sargento que hacia la guardia conmigo en la
máquina me decía, palermo, sube y pídele un cafelito al compi, y yo iba y
bajaba una bandeja con café para todos».
El
cabo y el sargento estaban peleados, y el cabo utilizaba a Cáceres para
escabullirse del sargento, claro, que éste sacaba también su beneficio de
aquella situación. «El cabo primera había
cogido mucha confianza conmigo, y un día me llevó al sollado de los cabos y me dijo:
“ésta es mi cama, tú puedes hacer en el barco lo que te dé la gana, si el
sargento te pregunta por mí, le dices que espere un momento, que vas a buscarme
o te inventas lo que quieras, y cuando no tengas mas remedio te vienes aquí y
yo me levantaré. Si tú no me das la lata a mí, yo no te la daré a ti”.
El sargento me ordenaba que limpiara
todos los filtros de aire acondicionado de la zona de oficiales y el del
comandante, y el cabo me decía que limpiara nada más que el filtro del
comandante, que los oficiales ya me avisarían cuando no saliera aire. Me
arrestaban cinco días y el cabo debía tener mucha amistad con el escribiente,
porque en la hoja aparecían uno o dos como mucho. Fui arrestado muchas veces;
un día de siete arrestados que estábamos baldeando la cubierta, cinco éramos de
Huelva. Los de Huelva éramos muy rebeldes».
Cáceres
recuerda numerosas anécdotas de aquel Crucero de Instrucción, en el que tuvo
que pasar por algunos temporales que se podían haber evitado con un cambio de
rumbo, pero el comandante estaba obsesionado con batir records, y a pesar de
saber que se iban a encontrar con la tempestad, se adentraba en ella. En la
travesía a Ciudad del Cabo, ni la diosa romana Minerva, del mascarón de proa del
Elcano, que fue concebida para proteger
a la tripulación de las adversidades del mar, pudo evitar las penalidades que
pasó la tripulación y los enormes destrozos que sufrió el buque. Al final
tuvieron que cambiar de rumbo y entrar en Simon’s Town (Sudáfrica) para reparar
las averías.
La
diosa Minerva fue también afectada por el temporal.
«Cuando estábamos reparando fuimos a ver la
base de submarinos y entramos en una cantina del puerto, tomamos algunas copas
y salimos de allí un poco contentos. A un compañero se le rompió un vaso de
camino hacia el “Elcano”, y uno del puerto le dijo a un guardiamarina que
pasaba por allí en ese momento que estábamos bebidos y que nos mandara para el
barco, pero no le hicimos caso y fuimos a otra cantina. Fueron a buscarnos y
nos llevaron arrestados al barco.
En Simon’s Town atropellaron al
panadero, porque allí se circula al contrario; miró a la derecha como estamos
acostumbrados y un coche que venía por el otro lado lo atropelló. Estuvo en
Sudáfrica cerca de un mes y luego lo mandaron para España. Cuando llegamos a
Cádiz nos lo encontramos allí ya recuperado.
Los uniformes militares son muy respetados en otros países. Una de las cosas curiosas que más me llamó la atención fue que en Brasil cualquiera que iba con un uniforme militar no pagaba en los autobuses. En Salvador de Bahía superamos el límite de velocidad con un coche, creo que era a cincuenta y nosotros íbamos a cien. Nos paró la policía para multarnos, pero cuando vieron los uniformes nos dijeron amablemente que fuéramos más despacio».
Francisco Domingo Cáceres López trabaja en la actualidad en una empresa de Palos de la Frontera y reside en el núcleo costero de Mazagón desde el año 2003.
Este artículo fue publicado
en el periódico Palos Punto Cero en
mayo de 2016
Fotos: Francisco Domingo Cáceres López
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ENCUENTRO JÓVENES DEL CONDADO y ERASMUS UHU
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