El Archivo Histórico de
Moguer sigue sacando a la luz interesantes materiales de sus fondos con los que
acercar a estudiosos y personas interesadas, los acontecimientos más relevantes
de la historia de la ciudad del Tinto. La agricultura de “las rozas” es la
protagonista del documento de este mes de julio.
El catedrático
moguereño de la Universidad de Huelva Juan Antonio Márquez, fue el encargado de
presentar los tres documentos que ocupan ya un lugar de privilegio en la sala
de consultas del archivo, cuyo director. Diego Ropero sigue promoviendo este
programa divulgativo el Documento del Mes que nos permite adentrarnos en
distintos aspectos sociales, económicos o religiosos que han construido a lo
largo de los siglos el Moguer que hoy conocemos.
En esta ocasión se
trata de tres solicitudes realizadas al cabildo de la ciudad de Moguer por
distintos vecinos en la segunda mitad del siglo XVIII, en las que se solicita
“licencia para hacer roza” en distintos parajes de Mazagón.
Como se explicó en la
presentación de los documentos, acto que contó con la asistencia del concejal
de economía José Manuel Alfaro, las rozas, o campos desarrollados
esporádicamente sobre el monte quemado, se hacían todos los años en los baldíos
del común al no haber muchas tierras de labor en aquellos sitios señalados de
antemano. Este tipo de agricultura itinerante alivió el hambre a jornaleros y
pequeños campesinos pobres, al tiempo que garantizaba la paz social y la
seguridad local, pero la obtención de la licencia para obtener dicha parcela
estaba sujeta a un trámite que no siempre culminaba de forma favorable.
Desde la Baja Edad
Media hay noticias sobre los aprovechamientos de las tierras de propios y los
baldíos del común en el municipio de Moguer. Los parajes de Las Madres del
Avitor, Avitorejo, Las Posadillas y los terrenos más arenosos, ya en las
proximidades al mar eran usados y disfrutados por el vecindario más necesitado
de la localidad con autorización del concejo-ayuntamiento para hacer rozas y
conseguir pastos para el ganado de tal manera que las Ordenanzas Municipales de
1538 se refieren ya al control que ejercían las autoridades en este terreno.
Los documentos de este
mes de julio son tres de estas solicitudes que se realizaban al cabildo, una de
1768 en la que José Gómez Hidalgo y José Barrera solicitaron autorización para
“hazer sembrante” al sitio de Marzagón, otra fechada en 1775 por la que José de
la Cruz, alias “El Labrador”, solicitó dos pedazos en los baldíos, uno al sitio
de Marzagón, que linda con los “meanos” (médanos) de la playa y el arroyo de
Marzagón, y otro en la Laguna del Acebuche; y una tercera en la que Francisco
Banegas, vecino de Moguer, solicita licencia para hacer roza en los montes
baldíos al sitio del arroyo de Marzagón “para hazer dicha roza en el qual no ai
perjucio de aruolado”.