Difícil describir la impotencia que sientes cuando lo tuyo,
algo que admiras y aprecias, se va consumiendo entre llamas, amenazando además
las vidas y pertenencias de tus amigos.
No es casualidad que viva en Mazagón. Lo elegí pudiendo trabajar en cualquier provincia de
España, supongo que eso lo dice todo, este marco incomparable me atrapó, y
aunque el fuego lo maltratase, al igual que cualquier obra maestra que pierde
un segmento, sigue siendo arte, afortunadamente a día de hoy, este entorno continua
presentándose como un paraje de belleza incalculable.
Vaya por delante nuestro agradecimiento a todos los
profesionales que han intervenido activamente en las labores de extinción.
Tengo que decir que me parece lamentable que los pertinentes
portavoces de las autoridades nos intentasen engañar con que los focos
comenzaron de las nueve en adelante, somos cientos los testigos de que se
inició horas antes. Esto se le fue a alguien de las manos, sin duda. ¿Qué
tranquilidad podemos tener en el nuestro devenir diario?
Lo del tema de los bomberos del Consorcio poco menos que de
juzgado de guardia, no requerir su colaboración, es más rechazarla cuando puede
haber hasta vidas en peligro, presentándose estos hasta voluntarios sin cobrar.
Supongo que la ventaja que tiene venir al mundo no teniendo luces es que
probablemente acabarás dando órdenes. Hablamos de un desastre ecológico que se
podría haber llevado vidas humanas por delante, por cercanía, la de esos
asentamientos de inmigrantes, escondidos entre pinos, de los que poco se ha
oído, que bullían camino al polideportivo de nuestra localidad.
La ley establece un plazo de quince días después del suceso
para declarar una zona como catastrófica y poner en marcha el plan de ayuda en
ella establecido. Estamos hablando de que han ardido más de ocho mil hectáreas
de bosque y matorral, vehículos calcinados e importantes daños a instalaciones.
Dicen que aquí no se puede declarar Zona Catastrófica porque
solo se ha quemado una casa. Tal vez si le añadimos las pérdidas de trabajo en
el camping, los miles de kilos de piña que no se podrán recolectar, junto a los
jornales a ese efecto que se dejarán de pagar, las cajas y reservas de hoteles
con miles de usuarios, o que no se han acercado a realizar sus comidas en nuestros
restaurantes y bares. Si bien es cierto que una catástrofe ecológica no se
puede evaluar, aquí evidentemente se han producido cuantiosas pérdidas que se
compensan por alguna granizada en otro lugar. ¿Qué somos, el culo del mundo?
He visto resurgir a un pueblo como al ave fénix que renace
sobre las cenizas, con ganas, con solidaridad, invadiendo una convocatoria para
crear la plataforma “TODOS CON MAZAGÓN”, en la que era casi imposible entrar,
me alegra la actitud de este pueblo en el que vivo.
Pudimos acoger en nuestra casa a una familia, que realmente
lo es para nosotros, evacuada, con dos personas de edad avanzada, mientras me
acerqué a las cuatro de la madrugada a acompañar a otro miembro de la misma unidad
familiar que se quedó por controlar el peligro de perder la vivienda. Vi como
pululaban zombis de los hoteles arrastrando sus maletas por la Avenida de los Conquistadores.
Afortunadamente, la casa no se les quemó, pero después de dejarlos volver los
evacuaron de nuevo, menuda chapuza, la gente pedía mascarillas y ni eso se les
podía facilitar para protegerse del humo, ¡qué poco, qué barato y qué necesario
en una miseria de plan de evacuación!
Para no ser negativos, no creo que haya en todo el país zona
con menos mosquitos, de momento se fueron huyendo del humo, y eso que algún
otro de frente estrecha se había olvidado de fumigar y antes del drama los
teníamos de todos los tamaños imaginables.
Me contaba una amiga, que no vive aquí, que se había hartado
de llorar porque su padre había sido encargado de mantenimiento del Camping
Doñana, casualidad que yo fuese socorrista cuando se instalaba allá por los
años ochenta durante dos veranos, en uno de los cuales se produjo un incendio
en plena temporada difícil de olvidar. Los vehículos colapsaron la salida y de
aquellos cuatro mil campistas la mayoría acabaron en la zona de la piscina que
me tocaba vigilar.
Bueno, apaguemos las malditas llamas, la descoordinación y la
mala información. Muchos comenzamos hoy las vacaciones y, desde luego, uno de
los mejores enclaves del mundo para pasarlas es… Mazagón.
Federico Soubrier García