El Archivo Histórico
Municipal continúa sacando a la luz valiosos documentos que ponen en valor el
destacado protagonismo que Moguer tuvo en el Descubrimiento de América. En esta
ocasión nos acerca a la visita que la Reina Regente y el presidente del Consejo
de Gobierno realizaron a nuestra localidad para conmemorar el IV Centenario del
encuentro entre dos mundos.
Así lo certifican los
documentos que estarán expuestos durante todo el mes de octubre en la sala de
consultas del Archivo, documentos que fueron presentados ayer por su director
Diego Ropero-Regidor acompañado por el concejal José Antonio Rodríguez.
Entre otras
curiosidades podemos saber que el pleno del Ayuntamiento de Moguer, encabezado
por su alcalde Augusto Burgos y Mazo, acordó con motivo de la visita reparar el
empedrado de varias calles del centro, además de reparar y pintar las casas
capitulares donde se ofrecería un lunch en honor de la Reina. Se instalaron
un templete a la puerta del Ayuntamiento y arcos en distintos puntos del
pueblo. Los vecinos participaron con sueltas de palomas y flores que arrojaron
al paso de la comitiva que visitó el monasterio de Santa Clara y otros
monumentos de la ciudad. Los gastos ocasionados ascendieron a casi 4.000
pesetas.
En la sesión del pleno
municipal de 21 de octubre, la corporación acordó por unanimidad nombrar hijo
adoptivo a Cánovas del Castillo, por haber recomendado la visita de la Reina a
Moguer, así como sustituir el nombre de la calle Nueva por el de Cánovas del
Castillo ‘por juzgar que es la principal de la población’.
Esta ilustre visita se
debió en gran parte a las reivindicaciones realizadas por la Diputación
provincial, por los Ayuntamiento de Moguer, Palos y Huelva, y por la Real
Sociedad Colombina Onubense, para que los actos del IV Centenario se realizaran
‘con toda la pompa y grandeza’ en los lugares colombinos.
Durante los años
previos, la Real Sociedad Colombina jugó un papel destacado. Uno de los socios
fundadores y presidente de dicha institución, el almirante don Luis
Hernández-Pinzón y Álvarez, que vivió en la casa solariega situada en la plaza
de la Iglesia de Moguer, participó de manera decidida en las reivindicaciones
de la sociedad onubense en la causa del IV Centenario, cuya plasmación no pudo
ver al fallecer un año antes.