El colapso de las balsas impactaría fuertemente en espacios como Marismas del Odiel y Doñana, afectando al normal funcionamiento del canal de navegación del Puerto de Huelva.
Mesa de la Ría alerta de que a la pasividad de las distintas Administraciones a la hora de actuar, se une además la imposibilidad del Comité de Expertos para poder realizar las mediciones necesarias en el interior de las balsas de fosfoyesos, al no habérseles permitido hasta hoy el acceso a las mismas por parte de Fertiberia.
Desde Mesa de la Ría queremos denunciar que Fertiberia continúa enrocada en su posición de alargar indebidamente todo el proceso, actuación en la que están encontrado la colaboración negligente y pasiva de las distintas Administraciones implicadas. Así, el Ministerio dirigido por la exdirectiva de Fertiberia, Isabel Tejerina, sigue sin responder a las la alegaciones de Mesa de la Ría en las que se advertía de un previsible riesgo de colapso de las balsas.
Han pasado seis meses desde que Mesa de la Ría presentara alegaciones en el trámite de Declaración de Impacto Ambiental, en la que avisaba literalmente que “los sísmicos, resultan riesgos inasumibles, máxime sobre un terreno de marisma cuya capacidad portante ha sido ampliamente superada por las 90 toneladas/m2 que sobrecargan la zona 2 y comportan un riesgo evidente de que se produzcan fenómenos de solifluxión. Si a esto le añadimos la constatación evidente de que el terreno sobre el que se asientan las balsas está cediendo geotécnicamente (hundiéndose) 9 cms/año (algo conocido por Fertiberia, pero que oculta ladina e irresponsablemente)”.
A día de hoy, desde el Ministerio no solo continúan sin dar respuesta a ésta y al resto de alegaciones, sino que ni siquiera han puesto por su parte los medios necesarios para facilitar la ampliación de la investigación y los trabajos del comité de expertos.
Los datos aportados por el primer informe del citado grupo de expertos, obtenidos a través de sondeos realizados únicamente en el entorno de la balsa número 2 (en lugar de haber podido realizarlos sobre la propia balsa), confirman la posibilidad de riesgo catastrófico, con lo que resulta inaceptable que los citados técnicos no puedan acceder al interior recinto a completar sus estudios.
En este informe aportado por Mesa de la Ría a la Declaración de Impacto Ambiental del proyecto de cubrición de vertidos de Fertiberia, se evidencia una alarmante situación general, pero muy particularmente en la denominada Zona 2, donde se han acumulado enormes cantidades de residuos (hasta alcanzar los 30 metros de altura), que gravitan sobre un subsuelo de marisma, sin aislamiento alguno y que ha superado ampliamente la capacidad portante del mismo, llegando a alcanzar en algunas zonas los 90 toneladas por metro cuadrado, con lo que se están produciendo cesiones del terreno que origina una grave inestabilidad del apilamiento.
Los datos geofísicos obtenidos por el Comité de Expertos mediante “sísmica de reflexión” en el río Tinto (al borde de la balsa número 2), evidencian una situación de grandes deformaciones diapíricas a consecuencia de las enormes presiones sobre el subsuelo, de lo que resulta que la migración de los fluidos contenidos en los mismos podrían provocar una descompresión brusca y repentina de la base del apilamiento.
Esta tremenda y peligrosa inestabilidad geotécnica pone de manifiesto la cada vez más evidente probabilidad de que llegue a producirse el colapso de la estructura a corto plazo, ante la negligente pasividad de las Administraciones implicadas.
Una brusca rotura por fractura, con el consiguiente derrame de millones de toneladas de fosfoyesos en el Estuario del Tinto, afectaría sin duda a las zonas aledañas por el efecto mareal (Estuario del Odiel y Canal del Padre Santo) e, independientemente de las consecuencias ambientales que se produzcan, pues afectaría incluso a la costa y al débil ecosistema del Parque Nacional de Doñana, acarrearía además una incidencia directa sobre el canal de navegación del Puerto de Huelva, lo que podría ocasionar la paralización de su actividad, con las innegables consecuencias económicas negativas que de ello se derivarían, debiendo procederse entonces a nuevos dragados de los fondos de todos los residuos sólidos vertidos, en el orden de decenas de millones de toneladas.