15 junio, 2018

RECORDANDO EL PASADO. Nombramiento del ministro Burgos y Mazo

LOS NUEVOS MINISTROS
D. MANUEL DE BURGOS Y MAZO

En 1893 el Gabinete Azcárraga nombró al señor Burgos director general de Gracia y Justicia del ministerio de Ultramar.

Como rasgo digno de elogio, se recuerda que no quiso percibir su sueldo, y dispuso que fuese entregado a los soldados que venían heridos de la guerra de Cuba.

Extraído de El Tarraconense

17 de enero de 1915

Desde hace tiempo estaba indicado también el nuevo ministro de Gracia y Justicia para ocupar un puesto en los Consejos de la Corona, como premio a su lealtad, a sus méritos personales y a los servicios prestados a su partido.

El Sr. Burgos, personalidad distinguida y de sólida cultura, goza la estimación y las simpatías de cuantos le conocen, por sus condiciones de integridad y de inteligencia.

En los cargos que antes de ahora desempeñó, supo demostrar aquellas cualidades, haciéndose acreedor al aplauso. En las campañas que realizó en el Parlamento, demostró también sus dotes de orador excelente, que estudia a fondo las cuestiones. Llega, pues, al Ministerio por merecimientos que todos reconocen.

El Sr. Burgos nació en Moguer (Huelva) el año 1863, estudió carrera de Derecho en la Universidad de Sevilla, y se doctoró en la Central.

Desde su juventud figuró en política, comenzando por ser diputado provincial en Huelva. De tal modo que se destacó su personalidad en la Corporación, que pronto sus amigos y correligionarios le elevaron al cargo de presidente y le otorgaron la jefatura de la política local.

En la dirección del partido liberal conservador de Huelva trabajó con gran entusiasmo, y logró tales éxitos, que el ilustre Cánovas del Castillo le felicitó en diversas ocasiones.

El visitar Cánovas aquella provincia, con motivo de las fiestas del centenario de Colón, pudo comprobar la legítima influencia de que gozaba Burgos en toda la provincia, y el cariño que le profesaban sus paisanos, por las grandes mejoras debidas a su iniciativa.

En 1893 vino por primera vez al Congreso, representando al distrito de La Palma, que años después fue unido al de Huelva, para constituir la circunscripción.

Desde esa fecha, el Sr. Burgos y Mazo ha venido siendo diputado a Cortes por la capital onubense, hasta el Parlamento actual, en el que juró el cargo de senador vitalicio, para el que fue nombrado por S.M., a propuesta del Gabinete que preside el Sr. Dato.

Bajo la dirección del Sr. Burgos y Mazo, el partido conservador de Huelva ha dado pruebas de extraordinario vigor y disciplina, ensanchándose la agrupación en tales términos, que ha sido aquella de las más numerosas y entusiastas de las organizaciones provinciales.

En 1893 el Gabinete Azcárraga nombró al señor Burgos director general de Gracia y Justicia del ministerio de Ultramar.

Como rasgo digno de elogio, se recuerda que no quiso percibir su sueldo, y dispuso que fuese entregado a los soldados que venían heridos de la guerra de Cuba.

El Gobierno que presidió el señor Silvela le nombró en 1899 director general de Prisiones; cargo que dimitió al anunciarse un proyecto de ley de incompatibilidades de los representantes parlamentarios con los puestos administrativos; proyecto que no llegó a ser presentado.

Desempeñó después el Sr. Burgos la subsecretaría de Gracia y Justicia, y en tiempos del último Gabinete que presidió el Sr. Silvela, el de director general de Obras públicas.

En todos estos cargos dejó gratos recuerdos de su laboriosidad, de su clara inteligencia y de su caballerosidad.

En el Parlamento ha trabajado mucho, formando parte de diversas Comisiones.

Fue secretario de la Comisión del Congreso que presidió Romero Robledo en 1896, encargada de la contestación al Mensaje de la Corona, y discutió elocuentemente con el Sr. León y Castillo.

En 1905 el Congreso le eligió para el cargo de vicepresidente.

Es literato de una gran cultura, y estudia con afán los problemas sociales.

Su última obra, La democracia cristiana, de la cual se ha  publicado un tomo, que lleva prologo del ilustre jefe del Gobierno, ha obtenido un gran éxito.

Por sus condiciones de rectitud, su clara inteligencia y su lealtad al partido conservador, el nombramiento de Burgos y Mazo merecerá generales elogios.