En
el fondo del mar
El
Isleño
Palma de Mallorca, 29
de marzo de 1895
Hé
aquí en qué términos describen desde Santander el naufragio del vapor Carpio:
—Salió el Carpio
de Bonanza —dicen—, cuando aún no tenía el huracán toda la fuerza que después
alcanzó; al mismo tiempo zarparon otros dos buques que volvieron de arribada.
El Carpio no pudo
hacer lo propio, y sin duda buscando algún abrigo, se arrimó a Arenas Gordas, donde está perdido.
Hace pocos días, un pescador practicó un reconocimiento en
aquel sitio, el primero que se ha hecho. El patrón de pareja apodado El Pericana, fué el que corriendo el
arte, se le agarró éste al Carpio y
entonces realizó sondeos.
Se cree que continúan dentro del barco los 18 tripulantes y
una madre y tres hijos, á quien por caridad se les dió pasaje gratis desde
Bonanza á Huelva. El mar no ha arrojado cadáveres y resulta raro, porque el
buque está muy cerca de tierra.
De efectos del Carpio solo han arrojado las olas los gemelos
del capitán y algunos panes de cera.
Está sumergido a doce brazas de agua: en la bajamar se ven
los tres palos del vapor. Muchos creían que se trataba del Regente, pero como se sabe, éste no tenía más que dos palos, los
cuales tampoco pueden confundirse con los de un barco mercante.
Muy pronto deben empezar los trabajos para reconocer el
casco y sacar si es posible los cadáveres, que estarán sin duda en el interior.
El Carpio está en
un banco de arena, de donde no pueden salir los buques que tocan en él, porque
con el peso se hunden. Dista de tierra seis millas y más de 15 de Sanlúcar.
Los gemelos del capitán del Carpio son magníficos y habían sido regalados á dicho señor por el
Gobierno francés en testimonio de gratitud por haber salvado el bravo marino la
tripulación de un buque de aquella nación, que se encontraba en altamar en
inminente peligro.