Traslado a hombros de sus costaleros. |
Moguer se echó ayer la calle para
acompañar a su Patrona en el traslado hasta la parroquia y poder disfrutar de
un multitudinario recorrido que ha estado marcado este año por el recuerdo a
Raúl Trapero, un moguereño enamorado de su pueblo y un defensor a ultranza de
sus tradiciones que deja una huella imborrable en su patria chica.
Cientos de personas fueron
testigos del emotivo momento en el que los costaleros alzaron por primera vez
al cielo a su Patrona con un crespón negro atado a sus varales.
Arropada por la devoción de su
pueblo y conducida por sus fieles costaleros, la Señora de Moguer abandonaba la
ermita de Montemayor a las 7 de la tarde para iniciar el recorrido que le
llevaría de vuelta a su casa grande.
Llegada al Ayuntamiento. |
A penas cabía un alfiler en los
estrechos caminos de arena que separan el Coto de Montemayor del casco urbano.
Horas de calor intenso soportadas con fe y devoción que saben de manera
especial cuando cargas sobre tu hombro el peso de una hermandad, la hermandad de
todo un pueblo que espera la llegada de la Virgen de Montemayor para presidir
los actos de la Velada de septiembre.
En la calle Hornos se agolpaban
cientos de moguereños y moguereñas que acudieron fieles a este punto
estratégico del recorrido para recibirla y sumarse al cortejo, entre ellos una
amplia representación del equipo de gobierno encabezada por el alcalde Gustavo
Cuéllar.
Los vivas de la Mayordomos, sus
caras de emoción y el deseo de compartir con su pueblo estos momentos tan nuestros,
se notaban a cada paso, a cada suspiro que dieron mirando a la Virgen.
La Patrona de Moguer fue recibida
con grandes muestras de cariño y devoción mientras las canciones en su
honor iban jalonando su recorrido hasta la iglesia parroquial.
A su paso por el Ayuntamiento el alcalde
Gustavo Cuéllar y el hermano mayor de la Matriz, Jose Manuel Alza, entregaron a
la Patrona un ramo de flores como signo de respeto y bienvenida a la alcaldesa
Perpetua de Moguer y en recuerdo a Raúl, por quien además se guardó un minuto
de silencio.
La pequeña imagen de la Virgen de
Montemayor llegó a la iglesia parroquial conducida y arropada por el pueblo de
Moguer, que entre aplausos y vivas dio la bienvenida a su Señora.