EL
NAUFRAGIO DEL LAÚD “SERAFÍN”
Faro de Mazagón. |
La
Correspondencia de España,
diario universal de noticias
24 de febrero de 1916
Huelva, (Miércoles, noche.) El laúd naufragado en la
barra, llámase “San Serafín”; era de la matrícula de Ayamonte, propiedad de los
Sres. Pérez y Hermanos; procedía de Cádiz, con carga de arroz, y lo tripulaban
ocho hombres.
Al llegar á la barra perdió el gobierno, encallando en el
bajo de Matilla y desapareciendo á los pocos momentos.
Cuatro de sus tripulantes ahogáronse; los demás pudieron
llegar á la playa, donde los recogieron los carabineros.
Uno de los náufragos presentaba una herida gravísima, y
falleció á los pocos instantes.
Los
supervivientes y las víctimas
HUELVA.
(Jueves, tarde.) De madrugada regresó el vaporcito “Rábida”, trayendo a los
supervivientes del naufragio del laúd “Serafín”.
Son éstos el patrón Francisco Romero Moreno, Antonio
Vázquez Moreno y Antonio Pereira.
También traía el cadáver de Fernando Arenas, que cuando
intentaba alcanzar la playa recibió un golpetazo del palo de mesana, que le
fracturó el cráneo y la columna vertebral.
Los
desaparecidos se llaman Pablo Moreno Arenas, su hermano Emilio, Cástulo
Villegas, ignorándose el nombre del otro.
Cuentan los supervivientes que á las once de la mañana un
vendaval terrible los obligó á tomar la costa, sosteniendo una lucha trágica
durante dos horas.
Una ráfaga de viento rompió el velamen, inclinándose el
barco de babor y hundiéndose rápidamente.
Asidos al palo pudieron llegar á las proximidades de la
playa, donde fueron recogidos por los carabineros empleados en el Picacho.
Los náufragos fueron objeto de todo género de atenciones.
El laúd desplazaba más de cien toneladas.
Cerca de la una de la tarde avisa el vigía que han
aparecido en la playa dos cadáveres.
El Juzgado de Marina se dispone á salir para el lugar del
hallazgo.
El vapor “Benigna” presenció la tragedia del “Serafín”,
sin poder auxiliarle.
Impresión
en Ayamonte
Huelva.
(Jueves, tarde.) Comunican de Ayamonte que ha producido honda impresión el
naufragio del laúd “Serafín”.
Entre
las familias de las víctimas se han desarrollado escenas tristísimas.
Los
parientes de los tripulantes recorrían las calles, al conocerse el siniestro,
preguntando con desesperación por la suerte de los marineros.
Los
cinco muertos eran casados, y dejan entre todos 22 huérfanos en la mayor
miseria.