Foto: Plataforma Mesa de la Ría Foto agregada por www.mazagonbeach.com |
El Sirius, buque
de la organización ecologista Greenpeace, que permanece frente a las costas de
Huelva, impidió en la madrugada de ayer, por, segundo día consecutivo, que los
barcos Nerva y Niebla vertieran en aguas del golfo de Cádiz 1.000
toneladas de residuos tóxicos de la fabricación de dióxido de titanio
procedentes de la empresa Tioxide, SA.Dos grupos, de tres miembros cada uno, de
la, organización ecologista volvieron a encadenarse en la popa y tuberías de
evacuación de cada uno de los barcos.
A la una de la
madrugada, Alain Corman, capitán del Sirius, divisó a los barcos que
cargaban los vertidos cuando salían de la ría de Huelva. Tres lanchas Zodiac se
dirigieron a los buques e interceptaron, primero, al Nerva, donde
tres ecologistas se encadenaron en las cañerías de vertido y en la borda.
Mientras, dos lanchas neumáticas perseguían al buque Niebla, que fue
abordado por tres miembros de Greenpeace a las cinco de la madrugada.
Los dos buques se
dirigieron hasta la zona de vertidos -a unas 35 millas de la costa- con los
tripulantes del Sirius encadenados en sus tuberías. Tras comprobar que no
podían realizar la operación de vertido, los barcos volvieron a la ría de
Huelva, donde entraron a las 11 de la mañana, y permanecieron atracados en el
día durante todo el día de ayer.
Hacia el mediodía, los
capitanes del Nerva y del Niebla desembarcaron para
denunciar los abordajes ante la Comandancia Militar de Marina y el juzgado de
guardia. Justo a esa hora, el buque escuela de la Armada argentina Libertad hacía
su entrada en la ría de Huelva. Las lanchas de Greenpeace acompañaron durante
unos momentos la entrada del navío.
La tripulación
del Nerva negó temporalmente que la ecologista Zoa Jiménez pudiera
hacer sus necesidades fisiológicas en los servicios del barco, tras permanecer
cerca de 11 horas encadenada en el mismo. Xavier Pastor, portavoz de Greenpeace
España, respondió: "Como pueden comprender, a esta gente, que le da igual
estar debajo de bidones de residuos iradiactivos y que les caigan encima, o
delante de una proa de un arponero, le da igual hacer pipí en la cubierta de un
barco que tira porque rías al mar. No le preocupa nada ni que le vean el culo
ni que le digan que contamina. Estamos aquí para parar a estos barcos que tiran
mierda al agua".
La acción de
Greenpeace: se sitúa dentro de la campaña Salvar el Mediterráneo,que se
inició el pasado 1 de mayo y concluirá la próxima semana.