Actual estado de la Casa
del Vigía. La evidencia de su abandono lo muestra esta fotografía
La
Casa del Vigía de Mazagón, que desde su construcción en 1906 ha venido
realizando el control de las incidencias de la navegación, del estado de la mar
y de los sondeos de la ría, hasta que estos sistemas quedaron obsoletos, ha
sido víctima en los últimos años del abandono más absoluto por parte del
Ayuntamiento de Palos de la Frontera, responsable de su cuidado, llegando a
presentar este lamentable estado de deterioro que vemos en la foto. El
desinterés por su conservación y la poca vigilancia policial en la zona, han
facilitado la labor de los devastadores; vándalos o cafres que sienten un
placer especial destrozando lo que no es suyo, con el objeto de hacer daño, ya
que la casa se encuentra completamente vacía y no hay nada en su interior que
pueda ser sustraído. Han sido destrozados todos los cristales, las
contraventanas de madera, la puerta y el tejado, y ya solo falta que los
‘okupas’ se instalen en ella, aprovechando su abandono y privilegiado enclave.
Los
vándalos entrando en la casa
Este
edificio emblemático de Mazagón, fue restaurado por la Autoridad Portuaria de
Huelva en el año 2006, y cedido al Ayuntamiento de Palos de la Frontera, junto
con la Casa de los Prácticos y la Pasarela de Pesca Deportiva, por un periodo
de veinte años prorrogables. El Puerto de Huelva se comprometió a financiar
conjuntamente con el Ayuntamiento de Palos las obras para la rehabilitación del
interior de la casa, según un proyecto de construcción que debería ser
redactado por el Ayuntamiento y aprobado por la Autoridad Portuaria de Huelva.
Nunca se llevó a cabo.
Lo
deseable por todos los que presenciamos a diario su agonía, sería que el Puerto
recupere su administración para que esta histórica casa vuelva a ser bien
gestionada, restaurada y puesta en valor.
Hay razones más que suficientes para que la Junta de Andalucía la declare Bien de Interés Cultural, con la categoría de Monumento Arquitectónico-Histórico, pues fue el primer edificio de Huelva y probablemente de Andalucía, en el que se utilizó el hormigón armado. Durante más de cien años de historia ha sido testigo de numerosos incidentes en la barra de Huelva, como bombardeos y hundimientos en la Guerra Civil, periodo en la que fue considerada por los mandos militares como una pieza clave para la defensa de la ría de Huelva, dado los escasos recursos defensivos con los que contaba. Desde su torreón se divisaba la barra y un amplio campo de la ría, y cualquier incidencia era comunicada inmediatamente al puerto de Huelva, a través de un teléfono de manubrio, el único teléfono que había en Mazagón. Esta situación fue aprovechada por los servicios secretos alemanes en operaciones de espionaje durante la Segunda Guerra Mundial, sirviéndose del telefonista del puerto, un falangista afín a la causa nazi, según cuenta Jesús Copeiro en su libro Espías y neutrales: Huelva en la Segunda Guerra Mundial.
José Antonio Mayo Abargues