Fuente: El País
El acercamiento constante del continente africano a Europa, como si fuera un beso geológico, es el motor de los seísmos en el sur de la Península. Pero la gasolina del enjambre de movimientos telúricos sufridos en Granada a partir del 23 de enero y de otros terremotos que se registran en la franja meridional española la aportan las múltiples fallas (fracturas del terreno) que se suman a las características del suelo. Todo ello agrava los temblores, aunque geológicamente se consideren de poca intensidad. Estas circunstancias hacen que más de 14 millones de españoles vivan en áreas de riesgo alto o muy alto. La historia de seísmos lo confirma. El registro de terremotos a lo largo de un milenio define un mapa de peligro en torno a los bordes de las placas continentales, la costa Este y los Pirineos.