Los científicos alertan de
que verter agua en las balsas de residuos mineros aumenta su riesgo de rotura,
un método empleado en las mayores presas del país, situadas en la mina de cobre
de Riotinto (Huelva), que tiene 182 millones de metros cúbicos de restos
(estériles) en tres colosales balsas. Los expertos geoquímicos advierten
de que para evitar desastres medioambientales por roturas de balsas como el
sucedido en Aznalcóllar (Sevilla) en 1998, la clave es espesar los lodos y
reducir el agua al máximo. El constante incremento de agua multiplica el riesgo
de licuación, el paso de sólido a líquido del material almacenado, que dispara
su presión hacia los muros, lo que podría reventar las estructuras de las
balsas, según alertan los científicos.
Así lo publicaba ayer El País en el artículo “Balsas
mineras de Riotinto: una amenaza con 30 veces más lodos tóxicos que el vertido de
Aznalcóllar”. Dice este diario, que la hipotética rotura de las balsas de
Riotinto provocaría un vertido de 63 millones de metros cúbicos de lodos
tóxicos, que recorrería 111 kilómetros por el cauce del río Odiel hasta
llegar al mar, según un estudio de 2014 encargado por la propia empresa Atalaya
Mining. En su camino hacia el mar, el vertido afectaría a tres municipios de la
cuenca del río Odiel: Gibraleón, Palos de la Frontera y Punta Umbría.
Tanto la multinacional
minera Atalaya Mining, como la Junta de Andalucía, aseguran que el riesgo de
rotura de las balsas de Riotinto es nulo.
Ver El
País