El director de la Fundación del Nobel, Antonio Ramírez, y la concejala de Cultura de Moguer, Eva Rodríguez han presentado la Pieza del Mes que la Fundación Zenobia-Juan Ramón Jiménez nos propone conocer durante este marzo que se inicia, dedicada en esta ocasión a conmemorar el 120 aniversario de la publicación de Rimas.
A mediados de marzo de 1902 se publica el tercer libro de Juan Ramón Jiménez, Rimas una obra que los especialistas consideran como cierre del periodo inicial de su escritura tras Ninfeas y Almas de Violeta, pero también como el inicio de lo que sería la “obra en marcha” del Andaluz Universal.
Para conmemorar el 120 aniversario de su publicación la Fundación Zenobia-JRJ nos propone acercarnos a esta obra que componen 69 poemas y 5 cantares cortos, una selección de versos alejados del ornato modernista y más cercano a las fuentes líricas de su adolescencia.
Se trata de un libro todavía no plenamente juanramoniano, -ya hemos dicho que se encuentra a caballo entre su primera época y el inicio de su búsqueda incansable de la palabra pura-, y construido con abundancia de materiales ajenos por lo que se adivinan en él la presencia de esos autores que influyeron en el joven Juan Ramón como Bécquer, Rosalía o Espronceda.
Entre los poemas que forman el libro que está dedicado «A la memoria de mi padre, a mi madre, a mis hermanos», reaparecen cuatro de Ninfeas, dieciséis de Almas de violeta y sólo uno del supuestamente destruido Besos de oro. Unos pocos intactos, otros con pequeñas, casi imperceptibles correcciones, y el resto con correcciones mayores: sustituye, suprime o añade una palabra, algún verso y hasta estrofas completas.
Las dedicatorias -diecinueve en total- son esta vez inequívocamente suyas, y sus destinatarios sobradamente conocidos: su cuñado José Hernández-Pinzón, su maestro de pintura Salvador Clemente, su médico, Luis Simarro, los agüistas Eloísa de Córdova y Francisco de Calheiros, algunos de los críticos que se habían ocupado de sus dos primeros libros, poetas y escritores y, finalmente, algunos de los que solían visitarle en el sanatorio.
En la visita a la casa-museo moguereña podemos acercarnos durante este mes a esta obra singular en la trayectoria poética del Nobel, un libro que supone quizás el primer escalón en el imparable ascenso de Juan Ramón hacia la cima de la poesía desnuda.
Así, además de algunas de las primeras ediciones de Rimas, el visitante podrá también disfrutar con las deliciosas críticas que dedican al libro en la prensa madrileña de la época Manuel Machado o Federico Molina entre otros autores.