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30 mayo, 2022

La última victoria del 'Sarastone', el barco hundido por los nazis en la costa de Huelva

Los restos del buque galés, que salvó la vida de miles de refugiados vascos durante la Guerra Civil, siguen sumergidos en Mazagón

Muelle de Tharsis, donde cargó el Sarastone antes de ser atacado. En aquellos años había sido ampliado y tenía esa peculiar forma de Y griega. Asociación de Amigos de Tharsis ‘Ernesto Deligny’.

También los barcos, como las personas y sus objetos, como sus casas o las calles y los edificios de una ciudad, tienen memoria. Silenciosos testigos, algunos, y activos protagonistas, otros, de vidas comunes o de aventuras excepcionales. De esas, de las extraordinarias, y de un barco extraordinario por lo que hizo, por sus recuerdos, trata esta historia.

La memoria del Sarastone comienza en la pequeña localidad galesa de Llanelli en 1929. Construido por el astillero Burntisland Shipping Company, fue el buque más grande de la naviera Stone and Rolfe, cuyos nueve barcos, casi todos pequeños, comerciaban desde los puertos del sur de Gales hasta Europa. En esa tesitura, pese a tratarse de un vapor de tamaño mediano (con 2473 toneladas de peso y cuatro bodegas), el barco era el niño bonito de la compañía y un asiduo visitante de los puertos españoles, también del Puerto de Huelva. Desde su botadura y hasta finales de los años 30 del siglo pasado estuvo capitaneado por John Jones -más conocido como Ham and Eggs Jones-, un viejo marino que, después de la I Guerra Mundial, decidió fichar por una compañía pequeña con la disfrutar de un retiro dorado. No tuvo la tranquila vida que esperaba, o al menos no durante la primavera y el verano de 1937. A sus sesenta y dos años, cuarenta y siete de ellos en el mar, los meses de abril a julio de aquel año terminaron siendo incluso más agitados que los que había vivido en la contienda mundial porque otra guerra, la Civil española, se había cruzado en su camino.

En el otoño de 1941, Huelva, uno de los puertos de destino habituales del Sarastone, era por entonces un hervidero de actividad militar secreta. Su potente minería estaba a manos, fundamentalmente, de los ingleses, así que los movimientos de sus buques eran seguidos con lupa por los espías alemanes de la zona, liderados por Adolfo Clauss.

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