El número de carros supera los 50
Misa de romeros, inicio del camino
La Hermandad del Rocío de
Moguer ha iniciado esta mañana tras tres años de espera el camino hacia el
ansiado reencuentro con la Blanca Paloma con la mayor comitiva de romeros de su
tricentenaria historia acompañando a su simpecado de plata. Unos 2.000 romeros
y más de 100 vehículos, la mitad de ellos de tracción animal, han partido
ilusionados de la ciudad del Tinto y transitan ya por las arenas del camino de
Moguer hacia la aldea almonteña.
Todo el pueblo ha salido a la
calle para despedir a los rocieros en un recorrido que ha vuelto a tener
momentos especialmente emotivos al paso del Simpecado por la casa de las
hermanas de la Cruz, en la puerta del Ayuntamiento, o en la puerta de Manolo
Batista, donde los cantes y vivas a la reina de las marismas han llenado de
emoción los rostros de los rocieros moguereños que partían con enorme alegría
al encuentro con la Virgen, tras tres años sin poder renovar su devoción. El
simpecado ha recibido también durante el recorrido ofrendas florales de
hermandades de penitencia, de cruces de mayo, y del propio alcalde Gustavo
Cuéllar en el ayuntamiento, mientras se vivían también momentos emotivos junto
al viejo colegio Pedro Alonso Niño con un coro de pequeños alumnos, o con
sentidos cantes en la puerta de los Caballero.
El primer mandatario
moguereño y una amplia representación de la corporación local se han
sumado también en este año tan especial a la comitiva y realizan el camino
junto a la directiva de la filial que preside Rocío Gamero, el mayordomo Manuel
Rojas y los miles de romeros que este año peregrinan con Moguer, una de las
hermandades más señeras del Rocío que transita por uno de los caminos más
bonitos que conducen a la aldea, de ahí que sean muchas las personas de otras
localidades que integran la comitiva rociera de la ciudad del poeta, sin duda
la más multitudinaria que se recuerda.
Orgullosos de mantener
durante más de 300 años la devoción a la Blanca Paloma, y tremendamente felices
por poder vivir al fin el ansiado camino hacia las marismas, los rocieros acompañan
la preciosa carreta con su valiosos Simpecado que tiran como es tradición una
espectacular pareja de bueyes domados para poder arrodillarse en lo que es una
de las estampas más singulares de la peregrinación moguereña.
En su primera parada la
filial se detuvo en la ermita de Montemayor para despedirse de la Patrona de
Moguer antes de continuar su camino hacia la peana del Milanillo donde se
realiza la parada del almuerzo.
Tras reponer fuerzas la
hermandad reanuda su marcha para arribar a la caída de la tarde a Pino Gordo,
el paraje donde desde hace siglos pernoctan los rocieros moguereños.
Tras la misa del alba la
comitiva se pondrá de nuevo en marcha hacia el rocío haciendo su entrada
por la calle Moguer sobre las 15 horas.
Destacar que este año a petición
del Ayuntamiento Aqualia ha realizado una limpieza inmediata de las calles del
pueblo tras el paso de la comitiva para que el hermoso casco histórico de
Moguer siga presentando la mejor imagen posible.