El poblado de Cabezudos se creó para cultivar este árbol, extraer sus materias primas y reforestar España. Mucha gente vivió y creció allí durante décadas, hasta que desapareció: "No sabíamos que sería devastador".
Por Lourdes Barragán
Cabezudos "se creó para cultivar eucalipto. Lo que no sabíamos es que sería devastador". Pepa Rubiño es quien lanza esta reflexión sobre el sitio en el que nació, creció y se enamoró. Ella y su marido, Joaquín, viven ahora en otro lugar, pero se conocieron siendo vecinos del poblado forestal de Cabezudos, en la provincia de Huelva y situado en el entorno de Doñana. Sus familias llegaron allí cuando, en los años 40, tocó reforestar un país arrasado por la Guerra Civil. Entonces se puso en marcha un Plan Nacional de Repoblación para revitalizar casi 600.000 hectáreas en el próximo siglo. Hoy no queda nada.
Para lograrlo, hacían falta árboles que crecieran rápido. Extraer suficiente madera. Y las plantaciones de eucalipto, una especie importada que no crece en España, fueron parte de la solución. A Cabezudos, tiempo atrás y cuando aún no había conciencia de las limitaciones de recursos, los trajo una empresa holandesa hace casi cien años. Como estaba situado cerca del mar, la compañía –que ya tenía fincas de eucalipto en otras zonas como Australia– lo compró para expandir su negocio. Así lo hicieron hasta los años 40, cuando Franco, que acababa de hacerse con el control del país, adquirió este y otros terrenos cercanos.
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