Nos
comenta lo siguiente, sobre el violento temporal que desde ayer se está
desencadenado sobre Huelva y su provincia, ha sido sin duda la causa de una
terrible desgracia en la que ha perdido la vida cinco hombres.
Al medio
día de hoy comenzaron a circular los rumores por la capital de haber naufragado
en la barra un barco de vela cuyo nombre y matrícula eran de momento
desconocidos, como igual suerte corrida por los tripulantes. Entre la población
marítima se produjo gran alarma.
Al
llegar a este diario dichos rumores, nos encaminamos a la Comandancia de Marina
en la que nos manifestaron que conocían la noticia, pero que carecían de
detalles.
En vista
de esto, nos dirigimos al muelle donde pudimos recoger, de los informes
facilitados telefónicamente por el vigía de la barra y un marinero, hermano de
uno de los supervivientes del naufragio, los siguientes detalles.
El
naufragio ocurrió próximamente a las 11 y media de la mañana de hoy.
El barco naufragado
era el laúd “San Serafín”, el mayor de los de la matrícula de Ayamonte siendo
sus propietarios los señores Pérez Hermano, de dicha población. El laúd
procedía de Cádiz, siendo su cargamento arroz y barriles de aceite. La
tripulación se componía de un patrón y siete marineros.
Las
causas exactas del naufragio, así como
la forma en que ocurrió este, no se conocen concretamente, pues a la hora en
que escribimos estas líneas, los supervivientes no han podido hablar a causa
del estado en que se encuentran por la terrible sospecha con las olas.
De
algunas palabras pronunciadas por ellos y por lo que manifiestan algunas
personas que se hallaban a gran distancia del lugar de la catástrofe, se
deduce, que el laúd, ya dentro de la barra, perdió el gobierno, siendo
arrastrado hacia fuera por el viento y la marea que descendía en aquel momento.
El
barco fue empujado sobre los bajos de la Matilla y de Juan Limón, frente a la
costa de Mazagón, donde se fue a pique. Donde cuatro tripulantes,
desaparecieron casi de inmediato bajo las aguas.
Los otros
cuatros, entablaron una lucha titánica con las olas que, tan pronto los llevaba
hacia la costa, como los internaban en el mar.
Por fin,
tres de ellos consiguieron arribar a la playa, cuando ya de fuerzas iban a
parecer. Otro de los náufragos, que se había agarrado a uno de los palos del
barco, se sostuvo a flote durante unas dos horas. En su lucha con las furiosas
olas, y a consecuencia de los golpes que recibió al tomar tierra en el bajo de
la columna vertebral y resultó con graves heridas en la cabeza.
Fue recogido por los carabineros de la playa, el torrero del faro del “Picacho” y un obrero del Puerto.
La imagen pertenece al pintor Egidio Linnig, con el título "salvando a los marinos náufragos.1857.
El
desgraciado dejó de existir a las dos y media de la tarde. Otro de los
marineros que consiguieron salvase, se encuentra también herido, aunque no de
importancia. Al medio día, salieron en el vapor “Rábida”, personal de las Obras
del Puerto y el médico don José Quintero, con los elementos necesarios para
asistir a los náufragos.
José García
Díaz, Pepe el Carnicero