¡Vaya historia! Unos
cronistas despistados que se equivocan, provocan una confusión durante más de
300 años y obligan a cambiar el nombre de una calle y el de una estación de
Metro en plena movida madrileña. ¿Suena raro? Pues lee...
www.metromadrid.es 04/11/2022
La rocambolesca
historia empieza en 1949, cuando se inauguró la estación de Palos de Moguer
tomando el nombre de la calle en la que se ubicaba. Pero ese municipio no
existía, sino que mezclaba los nombres de dos localidades independientes.
La confusión venía de
antiguo, nada menos que de los primeros cronistas que desembarcaron en América,
Gonzalo Fernández de Oviedo y Francisco López de Gómara, que creyeron que Palos
y Moguer era un solo pueblo de Huelva. Y el lío siguió y siguió hasta bien
entrado el siglo XX e incluso el XXI.
Cuando Colón partió de
allí, la localidad se llamaba solo Palos, pero la confusión se iba extendiendo
por culpa de las crónicas erróneas. Tras 150 años intentando aclararlo sin
éxito, en 1642 el Concejo Municipal decidió llamarla Palos de la Frontera.
En el siglo XIX se
trazó una calle en Madrid con el nombre de Palos de Moguer. Más tarde dio
nombre a la estación de Metro, que a su vez dio nombre al propio barrio donde
se ubicaba en 1971 y que se ha llamado así hasta hoy, porque el cambio del nombre
a Palos de Moguer por el de Palos de la Frontera se aprobó hace tan sólo unas
semanas.
La calle Palos de
Moguer cambió de nombre en 1972, pero la estación de Metro siguió con el nombre
erróneo hasta los años 80… Fue necesario un convenio entre la entonces Compañía
Metropolitano de Madrid y el Ayuntamiento de la localidad onubense para se
cambiara el nombre de la estación.
Incluso tuvo entrar en
escena el Instituto de Cooperación Iberoamericana, que propuso compartir los
costes del cambio de nombre con el Ayuntamiento de Palos de la Frontera y la
propia compañía: ¡3 millones de pesetas!
Hasta que, por fin, se
llegó a un acuerdo y el 30 de mayo de 1986 la estación de Metro de la línea 3
pasó a llamarse Palos de la Frontera, que es el nombre que mantiene a día de
hoy.
Curioso, ¿verdad?