Desde hace ya tiempo, se viene alquilando estas instalaciones para fiestas y celebraciones de eventos a particulares. Nada que ver esto con la actividad para la que fue concebida, como un lugar de culto.
Los fines de semanas el lugar y su depreciado entorno, se convierte en discoteca de toda la noche, lo que se entiende por “After Hour”, pero sin las medidas obligatorias de insonorización ect. y si hace buen tiempo, también ocupan el espacio exterior para su recreo musical.
Es muy común, de madrugada, las tiradas de petardos o cohetes y fuegos artificiales, por supuesto, también sin cumplir con ninguna norma específica para ello.
Y es que, este lugar colombino es más bien un lugar “Terra nullius” donde los habitantes, al carecer de autoridad que controle y defienda, se ven sometidos a una constante conquista de fiesteros y a la violación de sus derechos al descanso y tranquilidad en sus domicilios.
Dudo que esta actividad se haga en el nombre de Nuestra Señora La Virgen de los Milagros, a la que rogamos que ponga orden y devuelva la paz a La Rábida, ya que las autoridades del lugar brillan por su ausencia dejando acampar a sus anchas, sin control de ningún tipo, a locales como, la Hostería de la Rábida, con música en el exterior hasta las siete de la mañana todos los veranos y a la Casa de la Hermandad, en cualquier época del año. Estos son sitios “free de licencias y decibelios” ideal para actividades molestas y dañinas, fuera de toda norma.
A este paso, veremos en cualquier momento, como el Monasterio de La Rábida abre por las noches, para que un DJ a gritos anime las fiestas que, algunos agraciados, quieran explotar.
Nuria Barba López