El internacionalmente conocido guía del Parque Nacional de Doñana, José María Galán, participó en las IX Jornadas de Conservación de la Biodiversidad de Salamanca
José María Galán atiende a varias personas antes de la charla. Álex López // Captura video www.salamancahoy.es
Ana Carlos
Atento, sociable, curioso y sabio. José María Galán es de esas personas con una labor tan interesante a sus espaldas que sorprende por su humildad y cercanía. Lleva toda la vida dedicado a la conservación de la biodiversidad. Es guía en el Parque Nacional de Doñana, y también uno de los rastreadores de huellas más reconocidos internacionalmente (el único de España), por su labor en la lucha contra el tráfico internacional de especies. Esta faceta le lleva a trabajar en lugares como África, persiguiendo cazadores furtivos y proporcionando formación y herramientas a las comunidades locales para combatir el furtivismo. Además, su papel es clave en el estudio de las antiquísimas huellas fósiles, de animales y homínidos, aparecidas en la playa de Matalascañas.
A pesar de todo este trabajo, Galán hizo un hueco para venir a Salamanca y participar en las IX Jornadas de Conservación de la Biodiversidad organizadas por el Colectivo Bellotero el primer fin de semana de marzo en el edificio Dioscórides de la Facultad de Biología de la USAL. En concreto, para impartir una charla bajo el título «El arte del rastreo, más allá del origen de la ciencia».
En ella, habló del papel del rastreo en la evolución humana. O lo que es lo mismo, de «cómo la capacidad que tenían, y que tenemos todavía los humanos, para rastrear, para buscar indicios en la naturaleza, para relacionarnos con el medio a través de la búsqueda de información, nos sirvió como un instrumento esencial en nuestro desarrollo evolutivo como especie». Además, afirma que «la comunicación, el diálogo, y el consenso, que son los tres elementos del rastreo».
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