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31 marzo, 2024

Villarejo, un impresionante paraje a las puertas de Doñana

Paraje de Villarejo, en el término municipal de Almonte

José Antonio Mayo Abargues
31 marzo, 2024

El paraje de Villarejo, situado entre los antiguos poblados forestales de Bodegones y Cabezudos, en el término municipal de Almonte, es un espacio natural de gran valor paisajístico y ecológico, al que dieron vida los Burgers, una familia holandesa, propietaria de la Compañía Forestal de Villarejo, que en los años veinte del pasado siglo comenzó a experimentar en estos terrenos, ricos en agua, con más de cien especies de eucalipto para la industria de la celulosa.

Generoso caudal de agua

Los Burgers explotaron el negocio de la madera hasta que el régimen de Franco les obligó a vender los terrenos al Patrimonio Forestal del Estado en 1947, a pesar de las numerosas gestiones realizadas por la familia a través de las autoridades de su país. España venía de una guerra civil con una economía quebrada y Franco no estaba dispuesto a consentir que esa riqueza tan importante para el país estuviera en manos de particulares, y mucho menos de unos colonizadores con capital extranjero. No fue fácil convencerles para que abandonaran aquellas tierras por las que habían apostado fuerte años atrás, y como el Estado no podía expropiarles por no ser una finca baldía, los presionó con insistencia y finalmente los Burgers terminaron cediendo y malvendiendo su propiedad.

Como testigo de aquella actividad forestal, que convirtió el erial de Villarejo en un fructífero negocio, quedan todavía algunas de las muchas especies de eucalipto que dieron vida a esta zona.

Los eucaliptos junto a su principal sustento

El eucalipto, que tan mala prensa ha tenido siempre por su impacto ambiental, debido a la gran absorción de agua, llegó a ser un arma crucial para luchar contra el paludismo o malaria, una enfermedad endémica, potencialmente mortal que se transmite por la picadura de los mosquitos portadores de este parásito, que estaba causando muchos estragos en la población onubense. Se sembraban cerca de las aguas estancadas; marismas y charcas, para evitar que los mosquitos pusieran sus larvas

Cortijo Villarejo, en cuyo entorno pernocta la Hermandad del Rocío de Palos de la Frontera en su camino hacia la aldea almonteña.