J.A. Mayo Abargues
Esta mañana un desalmado ha vaciado a la ría el tanque de detritos de su barco y nos ha dejado en la playa de Ciparsa toda la mierda procedente de la ducha, la cocina y el retrete, con detergentes y productos clorados. Esto viene ocurriendo con mucha frecuencia porque no hay ningún control, a pesar de que están obligados a vaciarlo en las instalaciones portuarias para su posterior tratamiento. Está claro que esto no es gratis,
ya que los costes del servicio de gestión de los desechos generados por los
barcos han de ser sufragados por sus propietarios.
En nuestro país la normativa sobre el vertido de las aguas residuales de los barcos tiene algunas excepciones. Por ejemplo, si
las aguas han sido depuradas y no contienen sólidos, se permite el vaciado a
más de 3 millas de la costa. No obstante, está rigurosamente prohibido verter
estas aguas en zonas portuarias, rías, bahías y en Aguas protegidas.
Este vertido ha venido a empañar la bonita imagen que nos
han dejado en los últimos días las manadas de delfines que han llegado a
Mazagón.