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25 octubre, 2024

El declive en la población de ánsares invernantes en Doñana pone en peligro la dispersión de plantas

Un equipo científico de la Estación Biológica de Doñana – CSIC ha estudiado la capacidad de dispersión de semillas de los ánsares y cómo los cambios en sus patrones migratorios podrían tener implicaciones para esta función ecológica

Estas aves permiten a las plantas dispersar sus semillas a distancias que no serían capaces de alcanzar por otros medios

Ánsares (Anser anser) durante su paso migratorio. Foto: Eloy Revilla
25 octubre 2024
Un estudio liderado por personal investigador de la Estación Biológica de Doñana - CSIC muestra cómo los ánsares comunes (Anser anser) invernantes dispersan una gran cantidad de semillas de distintas especies de plantas en las marismas del Guadalquivir y su entorno. Debido a la drástica reducción en el número de ánsares que está sufriendo Doñana en estos últimos años, esta importante función de dispersión podría estar en riesgo. El trabajo, publicado en la revista Freshwater Biolog, compara la diversidad de semillas dispersadas en los distintos hábitats utilizados por estas aves al principio y al final de su invernada.

Este estudio es el primero en analizar el potencial de los ánsares comunes como dispersores de semillas en sus áreas de invernada. En él se analizaron 151 heces de ánsares, de las que se extrajeron 1196 semillas de 24 especies diferentes. “Ocho de estas se desconocía que pudiesen ser dispersadas por aves acuáticas”, explica Iciar Jiménez-Martín, investigadora predoctoral de la Estación Biológica de Doñana – CSIC. “Además, confirmamos que gran parte de estas semillas mantenían la capacidad de germinar tras haber pasado por el tracto digestivo de las aves.”

A continuación, el equipo combinó esta información con los datos de los movimientos de tres ánsares equipados con dispositivos GPS durante la época de cría en Dinamarca, lo que permitió tener una idea aproximada sobre en qué sitios podrían estar ingiriendo las semillas y hacia dónde podrían transportarlas.

“Los resultados nos indicaban que, en noviembre, al principio de la invernada, los ánsares se distribuían entre las zonas inundadas de la marisma del Parque Nacional de Doñana y los arrozales cercanos recién cosechados, mientras que al final de la invernada, los ánsares se concentraban en las pocas zonas de la marisma que mantenían agua en un año poco lluvioso”, explica Adrián Monreal, también investigador predoctoral de la Estación Biológica de Doñana – CSIC. Las muestras obtenidas en estas áreas revelaron que las aves ingerían más semillas cuando se alimentaban en las marismas naturales, especialmente al principio de la invernada, que cuando lo hacían en los arrozales.