03 diciembre, 2024

El mal estado de Doñana afecta de forma negativa a las aves acuáticas de todo el continente

Un equipo científico de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) ha analizado los datos de 38 años de censos de aves en Doñana y el Paleártico Occidental, junto con imágenes satélite y datos meteorológicos de 432 humedales de importancia internacional.

Invernada de aves acuáticas en Doñana. // Miguel de Felipe
La marisma de Doñana ha cambiado notablemente en los últimos 40 años debido a las actividades humanas y al cambio climático. Esto ha afectado a la comunidad de aves acuáticas que invernan allí pero también a las poblaciones de gansos y patos de todo el Paleártico Occidental, la región ecológica que incluye Europa, África del Norte y parte de Asia occidental. Es lo que ha demostrado un equipo científico de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) en un nuevo estudio publicado en la revista Global Change Biolog.

“Nuestros resultados ponen de manifiesto que la conservación de Doñana no es una cuestión de interés regional o nacional. Cuando Doñana está mal, las consecuencias resuenan en toda Europa”, explica Miguel de Felipe, autor principal del estudio. El trabajo integra 38 años de censos locales e internacionales, datos ambientales y análisis funcionales para evaluar cómo los cambios ambientales a escala local afectan a las poblaciones biogeográficas de anátidas.

40 años de tendencias negativas generalizadas en Doñana

De acuerdo a los datos de censos aéreos y terrestres llevados a cabo por la ICTS Doñana, la investigación revela que 9 de las 15 especies analizadas han experimentado declives en los últimos 40 años asociados con la pérdida de áreas inundadas en la marisma del Parque Nacional de Doñana. Esta transformación ha alterado significativamente la comunidad de aves invernantes. En los años 80 predominaban especies como el ánsar común (Anser anser), el pato silbón (Mareca penelope) y la cerceta común (Anas crecca), que están estrechamente vinculadas a un buen nivel de inundación y alta productividad vegetal en la marisma. En la actualidad, las especies más abundantes son el pato cuchara (Spatula clypeata) y el pato rabudo (Anas acuta). No obstante, ello se debe al aumento de las temperaturas y la reducción de las lluvias otoñales en el norte de África, que han llevado a que un mayor número de estas aves invernen en Doñana cada año, aunque sigan dependiendo del estado de la marisma natural.

Un problema que trasciende las fronteras

Pero los efectos del deterioro de Doñana se extienden más allá de los límites del espacio protegido. Su relevancia como lugar de invernada a nivel internacional es tal que un gran porcentaje de las poblaciones de anátidas de todo el continente pasa aquí los meses de invierno. No existe ningún otro humedal capaz de acomodar y alimentar a cientos de miles de aves. Para estudiar su efecto sobre las poblaciones de aves acuáticas a nivel internacional, el equipo científico utilizó datos del International Waterbird Census, un programa de monitorización global que recoge información sobre aves acuáticas en distintos humedales europeos de forma anual. Estos datos fueron complementados con observaciones históricas de aves de las oficinas de anillamiento de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, de la ICTS Doñana y de la SEOBird Life y con datos de imágenes satélite y datos meteorológicos de 432 humedales de importancia internacional distribuidos por la ruta migratoria del atlántico Este, entre Europa y África.

Los resultados demostraban que el estado de Doñana era uno de los factores que determinaban cómo fluctuaban las poblaciones de aves acuáticas migratorias de un año a otro. Del mismo modo que una ola de calor durante el periodo de cría en centro Europa afecta de forma directa al número de pollos que sobrevivirán ese año, las condiciones que estas aves encuentran en invierno en Doñana afectan a su supervivencia o éxito reproductor futuros.

“Cuando Doñana se encuentra en malas condiciones, las aves que invernan aquí regresan debilitadas a sus lugares de cría en Europa, lo que provoca una disminución en las poblaciones debido a un menor éxito reproductivo y mayores tasas de mortalidad en la primavera siguiente.”, explica Miguel de Felipe.