Personal investigador de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) analiza la expansión y posible erradicación de este invasor, que se esconde en los alcornoques y que provoca graves daños en el ecosistema del parque natural
La Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) realiza un seguimiento periódico de la hormiga argentina en la reserva desde 1992. / Alejandro Muñoz
11 de diciembre, 2024
En los años 70, el antiguo Palacio de Doñana experimentó una serie de reformas. Se cree que fue entonces cuando la hormiga argentina (Linepithema humile) llegó a este edificio, sede de la Reserva Biológica de Doñana, entre la tierra y los materiales que se introdujeron en la obra. Desde entonces, su expansión contínua ha generado daños en aves y anfibios. Los equipos de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) también investigan sus efectos en los árboles, los ciclos de nutrientes y procesos tan cruciales como la dispersión de semillas y la polinización.
Originaria de Sudamérica, sus escasos tres milímetros esconden un invasor imparable. Gracias a su tamaño, puede ser transportada de forma accidental en multitud de mercancías, como madera, plantas o contenedores, y tan solo una reina basta para que esta hormiga se establezca en nuevos entornos.
“Se trata del verdadero caballo de Troya de los insectos. La hormiga argentina está entre las 100 especies invasoras más dañinas del mundo según la Base de Datos Mundial sobre Especies Invasoras 2024 y está incluida en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras”, advierte José Manuel Vidal-Cordero, entomólogo del Área de Monitorización Ambiental de la Infraestructura Científica Técnica Singular - Reserva Biológica de Doñana (ICTS-Doñana), que gestiona la Estación Biológica de Doñana.
Un invasor de libro
Linepithema humile cuenta con varias ventajas frente a las hormigas autóctonas. En primer lugar, es poliginica, que significa que tiene varias reinas que ponen huevos de forma simultánea. Es polidómica, es decir, una colonia puede estar repartida entre varios nidos. Además, esta especie tiene facilidad para monopolizar los recursos ambientales y desplazar a las especies nativas. Y unido a esto, es capaz de establecer el fenómeno conocido como supercolonias.
“Imagina que coges una hormiga argentina de Doñana y te la llevas a la costa italiana. Si la sueltas allí, en un hormiguero de esa especie, no se pelean. Hablamos de una colonia de miles de kilómetros, una supercolonia”, explica Vidal-Cordero.
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